Por
Lewis-Burke Associates, LLC
Introducción
La 26a Conferencia de las Partes en las Negociaciones (COP26 por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), celebrada en el Reino Unido del 31 de octubre al 13 de noviembre, arrojó varios resultados que pueden influir en las inversiones relacionadas con el clima en investigación, desarrollo y demostración en las agencias federales de Estados Unidos. Tal y como se articula en la solicitud presupuestaria del presidente Biden para el año fiscal 2022, se han propuesto numerosos aumentos para programas e iniciativas destinados a abordar el cambio climático a través del gobierno federal.
El resultado negociado de la conferencia, conocido como el Pacto Climático de Glasgow, incluye como
objetivo la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), además de informes
anuales y normas para el comercio de créditos de carbono a través de las fronteras. El Pacto también
establece un proceso para desarrollar un objetivo global de adaptación, mayores niveles de financiación
climática y un nuevo mecanismo financiero centrado en las pérdidas y los daños. Además de los
resultados negociados, los gobiernos, el sector privado y otras partes interesadas hicieron muchos
anuncios políticos y programáticos con implicaciones para la comunidad investigadora internacional.
Aunque responden a la ciencia, la mayoría de los anuncios no tienen un impacto inmediato y directo en
la comunidad de la investigación medioambiental y la educación superior, aunque envían señales sobre
las prioridades políticas. De cara al futuro, la Administración Biden y los socios internacionales seguirán
centrándose en abordar asuntos relacionados con el cambio climático y la energía limpia mediante el
aumento de la financiación para la investigación, el desarrollo y la demostración, junto con otras
actividades centradas en la mitigación y la adaptación.
A continuación se presenta información adicional sobre los resultados de la CMNUCC, así como los
posibles pasos siguientes, para ofrecer un contexto más amplio de los factores que influirán en el
enfoque de Estados Unidos sobre las actividades relacionadas con el cambio climático en el futuro.
El Resultado Negociado de Glasgow
En la COP26, 195 países acordaron el Pacto Climático de Glasgow, en el que se reconoce que las
emisiones de carbono deberán reducirse en un 45% para 2030 a fin de preservar el objetivo mundial de
mantener el calentamiento en 1.5°C por encima de los niveles preindustriales. Para fomentar la acción y
cumplir este objetivo, el pacto:
(1) Anima a los países a presentar objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones de GEI en 2022;
(2) Pide a los países que entreguen un informe anual que resuma los compromisos anuales de reducción
de emisiones;
(3) Establece nuevas reglas para el comercio de créditos de carbono a través de las fronteras; y
(4) Establece procesos para alcanzar un objetivo global de adaptación, mayores niveles de financiación
climática y un nuevo mecanismo financiero centrado en las pérdidas y los daños.
Relevante para la comunidad científica internacional, el Pacto Climático de Glasgow sitúa la ciencia en el centro de su llamado a la acción climática. La primera sección del acuerdo se titula “Ciencia y Urgencia”, y el pacto incluye un lenguaje que acoge las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). La sección de adaptación del acuerdo señala con preocupación la conclusión del IPCC de que “los fenómenos climáticos y meteorológicos extremos y sus efectos adversos sobre las personas y la naturaleza seguirán aumentando con cada incremento adicional de las temperaturas”. Además, en la COP26, se hizo referencia a las conclusiones del IPCC como base para aspirar a una trayectoria que mantenga el calentamiento global a menos de 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales. Esto contrasta con los acuerdos alcanzados en 2018 en la COP24, en la que Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia no “acogieron” las conclusiones del IPCC.
Además del Pacto Climático de Glasgow, se concluyeron otros puntos de negociación, como el Libro de
Reglas de París. Las negociaciones del Libro de Reglas de París proporcionaron muchos más detalles
sobre cómo los países aplicarán el Acuerdo de París. Las negociaciones sobre el artículo 6, que se centra
en los mercados de carbono, concluyeron tras cuatro años de intensas negociaciones. Bajo este punto,
las partes acordaron las reglas necesarias para establecer un mercado de carbono robusto, transparente y responsable para promover una mayor y más rápida ambición climática y crear una vía para los flujos de financiación de los países desarrollados a los países en desarrollo. El texto de todos los resultados de Glasgow está disponible aquí.
Muchos han lamentado que el resultado de las negociaciones de Glasgow no fuera lo suficientemente
ambicioso. Gran parte de este descontento se debe al hecho de que, en el Pacto Climático de Glasgow,
las partes acordaron “reducir progresivamente” en lugar de “eliminar” la energía de carbón no utilizada
y las subvenciones a los combustibles fósiles ineficientes, un cambio de última hora introducido en el
acuerdo por la insistencia de la India, apoyada por China y otros países en desarrollo. Dado que el
Acuerdo de París se basa en que los países hagan sus propias promesas de acción climática como parte
de las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC por sus siglas en inglés), gran parte del éxito del
acuerdo se basa en las acciones colectivas adoptadas por los gobiernos, así como por el sector privado y
otras partes interesadas. Se espera que la información, la transparencia y la mayor frecuencia de los
requisitos de fijación de objetivos reflejados en el Pacto Climático de Glasgow aumenten la presión
política para llevar a cabo una acción climática progresivamente más ambiciosa, aunque algunos países
no vuelvan a presentar su NDC en el plazo solicitado de un año. El ciclo anual de presentación de
informes mantendrá el cambio climático en un lugar destacado de la agenda política mundial, para
mantener un apoyo financiero constante y creciente a las intervenciones relacionadas con el cambio
climático.
Implicaciones de los Anuncios y los Pactos
Además del resultado negociado, muchos de los anuncios estadounidenses e internacionales realizados
en Glasgow se centraron en la implementación. Aunque responden a la ciencia, la mayoría de los
anuncios, como mencionado anteriormente, no tienen un impacto inmediato y directo en la comunidad
de investigación medioambiental y de educación superior, aunque envían señales sobre las prioridades
políticas. No obstante, a continuación se destacan algunas tendencias más amplias dignas de mención
para la comunidad investigadora académica:
- La atención a los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC) es ahora fundamental – El Pacto
Mundial sobre el Metano de Estados Unidos y la UE reunió compromisos de más de 100 países
para lograr una reducción del 30% de las emisiones de metano en todos los sectores para 2030,
en relación con los niveles de 2020. Este pacto formaliza los esfuerzos internacionales para
abordar los CCVC como componentes críticos de la agenda climática y significa que habrá un
mayor enfoque gubernamental en el metano y otros CCVC para finalizar e implemetar un
conjunto de nuevas normas reguladoras nacionales. Como resultado de este pacto y de las
acciones nacionales relacionadas, habrá una creciente demanda de conocimientos técnicos
sobre cómo incorporar los últimos avances científicos y tecnológicos a los nuevos enfoques
regulatorios.
- La adaptación al clima y la resiliencia fueron resaltadas, lo que sugiere que es probable que
aumente la financiación de la investigación en estas áreas – El enfoque en la adaptación y la
resiliencia siguió creciendo en la COP26. Por primera vez, Estados Unidos prestó atención a la
adaptación climática presentando la primera comunicación sobre adaptación de Estados
Unidos, un paso clave para tratar la adaptación en pie de igualdad con la mitigación. En la
COP26 se pusieron en marcha o se ampliaron varias iniciativas de adaptación y agricultura
relacionadas con la investigación. Entre ellas se encuentra la Misión de Innovación Agrícola para
el Clima (AIM4C por sus siglas en inglés), una iniciativa de EE.UU. y la UE que busca apoyar
soluciones en la intersección de la cultura y el clima para hacer frente a la crisis climática, y que
a su vez proporciona una plataforma para que los académicos y otras partes interesadas
amplíen la innovación agrícola a través del intercambio de conocimientos, la colaboración en la
innovación, la coordinación, la demostración y el despliegue. Como parte de la campaña de
adaptación y resiliencia de la Presidencia británica de la COP26, el Reino Unido se coordinó con
más de 90 socios internacionales, entre los que se encontraban universidades estadounidenses
y agencias de ayuda internacional, para lanzar la Alianza de Investigación para la Adaptación
(ARA por sus siglas en inglés). Es demasiado pronto para determinar si o cómo esta coalición se
financiará, pero Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y varios Estados miembros de la UE han
hecho un pacto de aumentar significativamente sus compromisos financieros para la adaptación
al cambio climático. Además, Canadá y el Reino Unido se han comprometido específicamente a
apoyar más “investigación orientada a la acción” en este contexto.
- La presión para la innovación de tecnología limpia continúa, con un alcance internacional
ampliado – La Presidencia británica de la COP26 promovió la “Agenda de Avances de Glasgow“
para intensificar los esfuerzos por hacer de las “tecnologías limpias” la opción más asequible y accesible en cuatro sectores, algunos de los cuales habían sido descuidados anteriormente: la generación de energía, el transporte por carretera, el acero y la agricultura. Además, la iniciativa también pretende que el hidrógeno limpio sea “asequible” y esté “disponible en todo el mundo” para 2030. Varios gobiernos, entre ellos el de Estados Unidos, han suscrito esta agenda y se han comprometido a actuar en todos los sectores. En particular, China sólo se ha comprometido con la vía del hidrógeno limpio. Se anunciaron muchas otras iniciativas, muchas de ellas dirigidas o financiadas por actores no gubernamentales, como entidades del sector privado y fundaciones, entre ellas la Alianza Mundial de la Energía para la Gente y el Planeta de 10.000 millones de dólares, para ayudar a traducir la adopción de tecnologías limpias en los países en desarrollo.
- Los gobiernos están dando prioridad a las inversiones en investigación y desarrollo de
tecnologías energéticas emergentes para alcanzar los objetivos de cero emisiones – Durante la
COP26, funcionarios estadounidenses, entre ellos el Enviado Presidencial Especial para el Clima
(SPEC por sus siglas en inglés) John Kerry, y la Secretaria de Energía Granholm, hablaron de la
necesidad de invertir en tecnologías energéticas emergentes, como la nuclear y el hidrógeno,
para generar energía que permita satisfacer la creciente demanda energética en todo el mundo.
En consecuencia, el Departamento de Energía (DOE) puso en marcha el “Earthshot de la Energía
de Carbono Negativo“, centrado en el desarrollo y despliegue de tecnologías y enfoques que
eliminen el dióxido de carbono de la atmósfera y lo almacenen por menos de 100 dólares por
tonelada métrica neta en la próxima década. Este y otros Earthshots en hidrógeno y
almacenamiento de energía están diseñados para coordinar las actividades y situar en común
los recursos de las oficinas de ciencia y energía aplicada del DOE, además de aprovechar los
diversos conocimientos y talentos de las universidades de investigación, la industria y los
laboratorios nacionales. Aunque la mayor parte de la financiación se destina a actividades de
demostración y despliegue dirigidas por la industria, el DOE seguirá aumentando la financiación
para la investigación y el desarrollo de tecnologías innovadoras de energía limpia más
adecuadas para las universidades de investigación. Los funcionarios estadounidenses también
anunciaron inversiones en pequeños reactores nucleares modulares en Rumanía, para
descarbonizar y asegurar el suministro energético del país. Estas inversiones de demostración
acelerarán la ecologización del sector energético estadounidense y mundial, y sugieren que, si el
Congreso proporciona financiación, seguirá habiendo un crecimiento a corto plazo de la
investigación y el desarrollo.
- Las fuerzas geopolíticas seguirán influyendo en las colaboraciones científicas sobre el clima –
Estados Unidos y China, los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero, acordaron
trabajar juntos en materia de clima, a pesar de las desavenencias en las relaciones diplomáticas
en la Declaración Conjunta de Glasgow de Estados Unidos y China sobre la Mejora de la Acción
Climática. Un aspecto central de este acuerdo fue el compromiso de los dos países de colaborar
en la “aceleración de la transición verde y de bajas emisiones de carbono y en la innovación de
la tecnología climática”, lo que incluye “el despliegue y la aplicación de tecnologías como la
captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS por sus siglas en inglés) y la captura directa de
aire”, así como “la investigación de los retos y soluciones para la reducción de las emisiones de
metano”. También se anunció la colaboración científica y técnica en materia de clima y energía
entre EE.UU. y el Reino Unido, incluyendo un Diálogo Estratégico sobre Energía que se inició en
noviembre en la COP y que continuará durante la primavera de 2022. La necesidad política de
estas colaboraciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se debe, en parte, a la
incertidumbre sobre cómo participará el Reino Unido en la iniciativa Horizonte Europa de la
Unión Europea después del Brexit.
El futuro: 2022 y Más Allá
Una vez concluida la COP26, muchos países cambiarán su enfoque político de las negociaciones a la
implementación de las intervenciones sobre el cambio climático. Todavía no se sabe cómo este mayor
enfoque en la implementación puede afectar la forma en que los países, incluidos los Estados Unidos, se
comprometen con la CMNUCC, así como con otras instituciones bilaterales y multilaterales cuya misión
es el cambio climático. Además, tampoco está claro cómo afectará este cambio de política a las políticas
e instituciones nacionales, incluido el papel que pueden desempeñar las universidades y las sociedades
científicas en el avance de la agenda más amplia de Estados Unidos sobre el cambio climático. A
continuación, incluimos algunas expectativas para 2022 y más allá.
- La COP27 reflejará las prioridades africanas – En el marco de la CMNUCC, está previsto que la
vigésimo séptima conferencia de las partes (COP27) se celebre en Egipto en noviembre de 2022.
Prevemos que la presidencia egipcia se centrará en acciones que ayuden a garantizar que la
transición energética beneficie a los Estados africanos y a otros países en desarrollo. Es
probable que esto incluya: (1) resultados más ambiciosos en materia de financiación climática; y
(2) un enfoque para elevar las pérdidas y los daños, el tratamiento de los daños resultantes de
los impactos de los desastres relacionados con el clima a una posición equivalente a la
adaptación y la mitigación en el marco del Acuerdo de París. Ninguno de estos puntos será
“fácil” para Estados Unidos u otros países desarrollados, muchos de los cuales se han opuesto
durante mucho tiempo a los nuevos compromisos financieros en el marco de la CMNUCC y
dudan en pagar por las pérdidas y daños relacionados con el clima como reconocimiento de la
responsabilidad histórica por el cambio climático. En la COP26, Estados Unidos fue uno de los
países que más se opuso, junto con la Presidencia del Reino Unido, a establecer un proceso para
estudiar la creación de un mecanismo financiero dedicado a las pérdidas y los daños, que, sin
embargo, acabó figurando en el texto final del acuerdo. Muchas de las conversaciones que se
están llevando a cabo sobre estos temas abordan la equidad y la justicia, y están vagamente
relacionadas con las conversaciones nacionales en torno a la equidad y la justicia
medioambiental.
- El liderazgo de EE.UU. en cambio climático pasará de centrarse en la negociación a la
implementación – Una vez completado el Reglamento de París y con el enfoque de la acción
climática en la implementación y el cambio regulatorio, en lugar de convocar a los líderes
mundiales para desarrollar nuevos acuerdos sobre el clima, prevemos un cambio en el tipo de
liderazgo necesario en el Departamento de Estado para avanzar con mayor eficacia en los
objetivos de EE.UU. en cambio climático. Es probable que el Departamento de Estado centre
sus esfuerzos en permitir la coordinación interinstitucional en el desarrollo, la aplicación, la
supervisión y la comunicación de los programas, incluyendo con las agencias técnicas y de
investigación.
- Las universidades y las sociedades científicas están bien situadas para influir en la agenda
climática, más allá de la investigación – Además de servir como motor de la innovación y la
capacidad de investigación relacionadas con el cambio climático, las universidades y las
sociedades científicas estarán bien situadas para influir en la agenda del cambio climático. En
primer lugar, como ya se ha comentado, habrá una mayor necesidad de aportaciones de
académicos y otros expertos técnicos para informar sobre aspectos de la agenda política en
temas relevantes para que Estados Unidos logre reducir las emisiones de GEI y para asesorar
sobre la transición a una economía más verde. En segundo lugar, dado que gran parte del
trabajo sobre el cambio climático tendrá que realizarse a nivel estatal y local, las universidades y
las sociedades científicas están bien posicionadas para servir de conducto a valiosos socios de
implementación. En tercer lugar, las universidades serán socios fundamentales para educar y
formar a la próxima generación de líderes políticos y del cambio climático en múltiples sectores.
Lewis-Burke seguirá monitoreando las iniciativas de financiación, educación y política relacionadas al
cambio climático a través del gobierno federal.
Acerca de Lewis-Burke Associates LLC
Lewis-Burke Associates LLC es una empresa líder de relaciones gubernamentales especializada en
abogar por los intereses de políticas públicas de las instituciones de educación superior y otras
organizaciones de investigación y educación. Tenemos nuestra sede en Washington, D.C. y contamos
con expertos que construyen y fomentan relaciones para promover los objetivos de nuestros clientes en el Congreso de los Estados Unidos, el poder ejecutivo, así como con los líderes de organizaciones
mundiales. Nuestros ofrecimientos internacionales incluyen la asistencia a los clientes para (1)
comprender el impacto de políticas internacionales en la investigación científica; (2) identificar las
tendencias presupuestarias y políticas internacionales y nacionales; (3) desarrollar estrategias para
aprovechar oportunidades emergentes relevantes tanto para la investigación científica como para el
desarrollo sostenible; (4) elevar el perfil internacional de personas o instituciones. Para cualquier
pregunta sobre LBA Internacional, favor contactar a Rebecca@Lewis-Burke.com o Luz@Lewis-
Burke.com.
Overview of the 26th Conference of Parties to the UN Framework Convention on Climate Change: Implications for Scientific Research
by: Lewis-Burke Associates, LLC – December 14, 2021
Introduction
The 26th Conference of Parties to the UN Framework Convention on Climate Change (UNFCCC)
Negotiations (COP26) held in the United Kingdom (UK) from October 31-November 13, resulted in
several outcomes that may influence climate-related investments in research, development, and
demonstration across U.S. federal agencies. As articulated in President Biden’s budget request for fiscal
year (FY) 2022, there are many proposed increases for programs and initiatives aimed at addressing
climate change across the federal government.
The high-profile negotiated outcome of the conference, referred to as the Glasgow Climate Pact,
included goals for greenhouse gas (GHG) emission reduction, annual reporting, and rules for trading
carbon credits across borders. The Pact also sets out a process to develop a global adaptation goal,
greater levels of climate finance, and a new financial mechanism focused on loss and damage. In
addition to the negotiated outcomes, there were many policy and programmatic announcements from
governments, the private sector, and other stakeholders with implications to the international research
community. Although responsive to science, most announcements do not have immediate, direct
impacts on the environmental research and higher education community even though they send signals
about political priorities. Going forward, the Biden Administration and international partners will
continue to focus on addressing issues related to climate change and clean energy, including through
increased funding for research, development, and demonstration, along with other mitigation- and
adaptation-focused activities.
Additional information on the UNFCC outcomes as well as potential next steps is presented below to
provide a broader context of factors that will influence the U.S. approach to climate change activities
going forward.
The Negotiated Glasgow Outcome
At COP26, 195 countries agreed on the Glasgow Climate Pact, which acknowledges that carbon
emissions will need to be reduced by 45 percent by 2030 to preserve the global goal of keeping warming to 1.5°C above pre-industrial levels. To encourage action to meet this goal, the pact:
(1) Encourages countries to come forward with more ambitious greenhouse gas (GHG) emission
reduction targets in 2022;
(2) Requests countries to deliver an annual report summarizing annual commitments to reduce
emissions;
(3) Establishes new rules for trading carbon credits across borders; and
(4) Sets out processes towards delivering on a global adaptation goal, higher levels of climate
finance, and a new financial mechanism focused on loss and damage.
Relevant to the international scientific community, the Glasgow Climate Pact puts science at the center
of its call for climate action. The first section of the agreement is titled “Science and Urgency,” and the
pact includes language welcoming the findings of the Intergovernmental Panel on Climate Change
(IPCC). The adaptation section of the agreement notes with concern the IPCC’s finding that “climate and weather extremes and their adverse impacts on people and nature will continue to increase with every additional increment of rising temperatures.” Further, at COP26, the IPCC’s findings were referenced as the basis to aim for a trajectory that will keep global warming to less than 1.5°C degrees above pre- industrial levels. This comes in contrast to the 2018 agreements made at COP24 in which the United States, Saudi Arabia, and Russia would not “welcome” the findings of the IPCC.
In addition to the Glasgow Climate Pact, several other negotiation items, including the Paris Rulebook,
were concluded. The Paris Rulebook negotiations provided significantly more detail about how
countries will implement the Paris Agreement. Negotiations under Article 6 – which focuses on carbon
markets –were concluded after four years of intense negotiations. Under this item, parties agreed to
rules necessary to establish a robust, transparent, and accountable carbon market to promote more and faster climate ambition and create an avenue for finance flows from developed to developing countries. The text of all Glasgow outcomes are available here.
Many have lamented that the outcome of the negotiations in Glasgow was not ambitious enough.
Much of this dissatisfaction with the fact that, in the Glasgow Climate Pact, parties agreed to “phase
down” rather than “phase out” unabated coal power and inefficient fossil fuel subsidies, a last-minute
change made to the agreement at the insistence of India, supported by China and other developing
countries. Since the Paris Agreement relies on countries making their own pledges for climate action as
a part of National Determined Contributions (NDCs), much of the agreement’s success relies on the
collective actions taken by governments as well as the private sector and other stakeholders. The
expectation is that the reporting, transparency, and increased frequency of goalsetting requirements
reflected in the Glasgow Climate Pact will increase political pressure to deliver progressively more
ambitious climate action –even if some countries may not re-submit their NDC within the one-year
requested timeframe. The annual reporting cycle will keep climate change high on the global political
agenda, to maintain consistent and increasing financial support for climate change-related
interventions.
Implications of Announcements and Pledges
In addition to the negotiated outcome, many of the U.S. and international announcements made in
Glasgow were focused on implementation. Although responsive to science, and as mentioned above,
most announcements do not have immediate, direct impacts on the environmental research and higher
education community even though they send signals about political priorities. Nonetheless, some
broader trends noteworthy to the academic research community are highlighted below:
- Attention to short-lived climate pollutants (SLCPs) is now central –The U.S./EU Global Methane
Pledge gathered commitments from over 100 countries to achieve a 30 percent reduction of
methane emissions across all sectors by 2030 relative to 2020 levels. This pledge formalizes
international efforts to address SLCPs as critical components to the climate agenda and signifies
that there will be increased government focus on methane and other SLCPs to finalize and
implement a set of new domestic regulatory standards. As a result of this pledge and related
domestic actions, there will be an increasing demand for technical expertise on how to
incorporate the latest scientific and technological advancements into new regulatory approaches.
- Climate adaptation and resilience were elevated, suggesting that increased financing of research
in these areas is likely – The focus on adaptation and resilience continued to grow at COP26. For
the first time, the U.S. elevated its attention to adaptation by submitting the first U.S.
adaptation communication, a key step to treating adaptation on equal footing to mitigation.
Several research-related adaptation and agriculture-focused initiatives were either launched or
scaled-up at COP26. This includes the Agriculture Innovation Mission for Climate (AIM4C), a
U.S/U.A.E. initiative that seeks to support solutions at the intersection of culture and climate to
address the climate crisis and which provides a platform for academics and other stakeholders
to amplify agricultural innovation through insights sharing, innovation collaboration,
coordination, demonstration, and deployment. As a part of the UK COP26 Presidency
Adaptation & Resilience campaign, the UK coordinated with over 90 international partners
including U.S. universities and international aid agencies to launch the Adaptation Research
Alliance (ARA). It is too early to determine if or how this coalition will be funded, but the U.S.,
UK, Canada, and several EU member states have pledged to significantly increase their financial
commitments to climate change adaptation – and Canada and the UK have specifically
committed to supporting additional “action-orientated research” in this context.
- The push for innovation on clean technology continues, with an expanded international reach –
The UK COP26 Presidency promoted “The Glasgow Breakthrough Agenda” to scale-up efforts to
make “clean technologies” the most affordable and accessible option across four sectors, some
of which had been previously neglected: power generation, road transportation, steel, and
agriculture. In addition, the initiative also seeks to make clean hydrogen “affordable” and
“globally available” by 2030. Several governments, including the U.S., have signed on to this
agenda and have committed to acting on the agenda across all sectors. Notably, China has only
committed to the clean hydrogen track. There were many other initiatives announced, many
led and or financed by non-government stakeholders like private sector entities and foundations
including among them the $10 billion Global Energy Alliance for People and Planet, to help
translate the adoption of clean technology in developing countries.
- Governments are prioritizing investments in research and development of emerging energy
technologies to achieve net-zero goals – During COP26, U.S. officials, including Special
Presidential Envoy for Climate (SPEC) John Kerry and Energy Secretary Granholm spoke about
the necessity of investing in emerging energy technologies, including nuclear and hydrogen, to
generate energy to support growing energy demand worldwide. Accordingly, the Department
of Energy (DOE) launched the “Carbon Negative Energy Earthshot,” with a focus on developing
and deploying technologies and approaches that remove carbon dioxide from the atmosphere
and store it for less than $100 per net metric ton in the next decade. This, and other Earthshots
in hydrogen and energy storage, are designed to coordinate activities and pool resources across
DOE’s science and applied energy offices and leverage diverse expertise and talent at research
universities, industry, and national laboratories. While most funding is directed at industry-led
demonstration and deployment activities, DOE will continue to increase funding for research
and development for innovative clean energy technologies best suited for research
universities. U.S. officials also announced investments in small modular nuclear reactors in
Romania, to decarbonize and secure the country’s energy supply. Such demonstration
investments will accelerate a greening of the U.S. and global power sector and suggest that,
should Congress provide funding, there will continue to be near-term growth in research and
development.
- Geopolitical forces will continue to impact scientific collaborations on climate – The U.S. and
China, the two largest GHG emitters, agreed to work together on climate, despite rifts in
diplomatic relations in the U.S.-China Joint Glasgow Declaration on Enhancing Climate Action.
Central to this agreement was a commitment for the two countries to collaborate on
“accelerating the green and low-carbon transition and climate technology innovation,” which
includes “deployment and application of technology such as CCUS and direct air capture” as well
as “research into methane emission reduction challenges and solutions.” There were also
announcements of scientific and technical collaboration on climate and energy between the U.S.
and the UK, including of a Strategic Energy Dialogue, which launched in November at the COP
and will continue during the spring of 2022. The political necessity for these U.S./UK
collaborations is due, in part, to uncertainty over how the UK will participate in European
Union’s Horizon Europe initiative post-Brexit.
What Lies Ahead: 2022 and Beyond
With COP26 concluded, many countries will shift their political focus from the negotiations to the
implementation of climate change interventions. It remains uncertain how this enhanced
implementation focus may impact the way countries, including the U.S., engage with the UNFCCC as
well as with other bilateral and multilateral institutions that have climate change central to their
mission. Additionally, it is also unclear how this policy shift will impact domestic policies and
institutions, including the role universities may play advancing the broader U.S. climate change agenda.
Below, we include some expectations for 2022 and beyond.
- COP27 will reflect African Priorities – Under the UNFCCC, the twenty-seventh conference of the
parties (COP27) is scheduled to take place in Egypt in November, 2022. We anticipate the
Egyptian presidency to focus on actions that will help ensure the energy transition will benefit
African states and other developing countries. This is likely to include: (1) more ambitious
outcomes on climate finance; and (2) a focus on elevating loss and damage, the treatment of
harms resulting from the impacts of climate-related disasters to an equivalent position as
adaptation and mitigation under the Paris Agreement. Neither of these items will be “easy” for
the U.S. or other developed countries, many of whom have long pushed back against new
financial commitments under the UNFCCC and who are hesitant to pay for climate related loss
and damage as an acknowledgment of historical responsibility for climate change. At COP26,
the U.S. was among the most vocal with the UK Presidency about its opposition to establishing a
process to explore establishing a dedicated Loss and Damage financial mechanism, which ended
up in the final agreement text nonetheless. Many of the conversations taking place on these
topics address the topics of equity and fairness – and are loosely related to the domestic
conversations around equity and environmental justice.
- U.S. climate change leadership will shift from a negotiation focus to implementation – With the
Paris Rulebook complete and the focus for climate action on implementation and regulatory
change, rather than on convening world leaders to develop new climate agreements, we
anticipate a shift in the type of leadership needed at the Department of State to most effectively
advance U.S. climate change goals. The Department of State is likely to focus its efforts to
enable interagency coordination on program development, implementation, oversight, and
communication – including with technical and research agencies.
- Universities are well positioned to influence the climate agenda, beyond research – In addition
to serving as the engine for climate change related innovation and research capacity,
universities will be well placed to influence the climate change agenda. Firstly, as discussed
above, there will be an enhanced need for input from academics and other technical experts to
inform aspects of the policy agenda on topics of relevance to the U.S. achieving GHG emission
reductions and to advising on a transition to a greener economy can equitably take place.
Second, as much of the climate change work will need to take place at the state and local levels,
universities are well-positioned to serve as the conduit to valuable implementation partners.
Third, universities will be critical partners to educate and train the next generation of climate
change and policy leaders across multiple sectors.
Lewis-Burke will continue to monitor climate change funding, education, and policy initiatives across the federal government.