Diversidad Hidrobiológica para el Crecimiento Económico Latinoamericano
Por
Bruno Cevallos
Universidad Científica del Sur
Los ecosistemas acuáticos son componentes críticos de la biosfera global y brindan servicios importantes como la provisión de alimentos y materias primas, ambientes de recreación y la regulación del clima. Sin embargo, estos ecosistemas, naturales o artificiales, están bajo una presión cada vez mayor, asociada al crecimiento de la población humana y a los cambios del ambiente. En respuesta, la diplomacia científica se ha convertido en una poderosa herramienta en América Latina y el Caribe para promover la cooperación internacional y facilitar la sostenibilidad de actividades humanas, la conservación del medio y el desarrollo económico [1]. Es así que, por su relevancia para la resiliencia de las comunidades que dependen de las cadenas de producción de recursos hidrobiológicos, esfuerzos multinacionales han sido recientemente desplegados alrededor del estudio de los bosques de algas marinas de la corriente de Humboldt y el crecimiento de la industria de la acuicultura en América del Sur.
Los bosques de algas pardas (kelp), también conocidos como “huirales”, son el hábitat de una amplia variedad de especies marinas animales, vegetales y microbianas. Algas de gran tamaño capturan grandes cantidades de carbono orgánico (mediante fotosíntesis), convirtiéndose en el sustento de la altamente productiva red trófica que sostiene la pesca artesanal en la Corriente de Humboldt [2]. La productividad que generan estos bosques submareales es tan alta que la biomasa algal que escapa con las corrientes marinas significa un suministro para otros ecosistemas, ubicados a gran profundidad o en aguas abiertas lejos de la costa. Sin embargo, la sostenibilidad de estos ecosistemas se ve amenazada por una variedad de factores, incluidos olas de calor, la acidificación de los océanos, la sobrepesca y la contaminación [3].
La acuicultura o cultivo de organismos acuáticos, por otro lado, es una industria cada vez más importante en América del Sur, con países como Chile, Perú y Brasil entre los principales productores de recursos hidrobiológicos cultivados en la región. Sin embargo, el crecimiento de la acuicultura presenta importantes desafíos ambientales y sociales, por sus impactos en los ecosistemas naturales, en la disponibilidad o calidad del agua, y en las comunidades locales. La introducción de especies acuáticas, que ofrecen mayores rendimientos, muchas veces pone en riesgo la salud del ecosistema, especialmente cuando las mismas invaden ambientes acuáticos y desplazan especies nativas, aprovechadas por comunidades locales [4]. Especies acuícolas (antes exóticas) de diferentes especies acuáticas hoy son encontradas en canales, ríos, lagos y hasta mares, libres de la contención de instalaciones para su cultivo. El transporte de huevos de peces, desde un cuerpo de agua hacia otro, por parte de aves (en sus plumas) ha sido documentado [5], a pesar de ello, pocos estudios que aborden la problemática han sido realizados en la región.
Por si fuera poco, la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo tanto en las actividades relacionadas con los bosques de algas marinas como en la industria acuícola en América del Sur. En ambos casos, la pandemia ha interrumpido las cadenas de suministro, ha restringido el movimiento y los viajes, y ha generado incertidumbre económica para muchas partes interesadas, especialmente pequeños productores. En una situación como esta, es esencial contar con políticas que promuevan la recuperación de la producción de recursos hidrobiológicos, mientras se aborda los desafíos ambientales y sociales intrínsecos de la pesca y la acuicultura. Reuniendo científicos, formuladores de políticas y partes interesadas de diferentes países y regiones, la diplomacia científica tiene aquí un papel fundamental, pues promueve el intercambio de conocimientos, la generación de proyectos conjuntos de investigación y desarrollo, y la adopción de prácticas o estándares para la gestión sostenible de los ecosistemas acuáticos [6].
En el caso de los bosques de kelp, la diplomacia científica ha ayudado a promover una mayor conciencia y comprensión de los beneficios de la gestión sostenible de los ecosistemas marinos, al mismo tiempo que promueve el bienestar a largo plazo de las comunidades locales. Proyectos como KELPER, integrado por comisiones de Perú, Chile y Reino Unido [7, 8], o la transferencia tecnológica entre Perú y Chile respecto a técnicas para el mejoramiento de cultivos algales han sido clave para el intercambio de conocimientos entre especialistas [9, 10]. Para el caso de la industria acuícola, la diplomacia científica ha desempeñado un papel fundamental para abordar los impactos económicos de la pandemia y promover prácticas de acuicultura sostenibles, al mismo tiempo que apoyan a las comunidades locales y pequeños productores. Al promover el intercambio de conocimientos, la diplomacia científica ha ayudado a desarrollar programas de certificación y estándares socio-ambientales, diversificar y conectar mercados, y a involucrar a las comunidades locales con tomadores/as de decisiones y académicos/as en diferentes países latinoamericanos [6, 11, 12].
Desde el 2015 la producción de recursos hidrobiológicos cultivados viene superando a la producción de capturas (pesquera), colocando a la acuicultura como la principal fuente de proteína animal a nivel global y facilitando la recuperación y conservación de ecosistemas marinos y continentales [13]. En 2017, la ONU proclamó el “Decenio de las Ciencias Oceánicas” para el Desarrollo Sostenible la década del 2021 a 2030, con el propósito de establecer un marco común capaz de garantizar que la ciencia apoye plenamente los esfuerzos de los países por alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” [14]. Mediante la colaboración y cooperación continua, la diplomacia científica puede ayudar a promover la salud de los ecosistemas acuáticos durante los próximos años, al mismo tiempo que aborda los desafíos asociados a las demandas del crecimiento humano y el desarrollo de actividades como la pesca y acuicultura que sostienen la economía de miles de pequeños/as productores/as y familias de la región [15]. Dirigir esfuerzos i) al estudio de ecosistemas transfronterizos como bosques marinos y, ii) para asegurar la producción de alimentos en beneficio de las comunidades locales, garantiza la resiliencia y crecimiento económico de la región. Sin embargo, no se debe pasar por alto que nuevos shocks asociados a amenazas globales, como nuevos brotes/pandemias, guerras y desastres naturales puedan ocurrir en el futuro próximo, por lo que se debe aprovechar cada segundo de prosperidad para planificar y sentar las bases políticas de la sostenibilidad que la región persigue.
Marine Forests and Fish Out of Water:
Hydrobiological Diversity for Latin American Economic Growth
By:
Bruno Cevallos
Aquatic ecosystems are critical components of the global biosphere and provide important services such as the provision of food and raw materials, recreational environments and climate regulation. However, these ecosystems, whether natural or human-made, are under increasing pressure associated with human population growth and environmental change. In response, science diplomacy has become a powerful tool in Latin America and the Caribbean to promote international cooperation and facilitate the sustainability of human activities, environmental conservation and economic development [1]. Thus, because of their relevance for the resilience of communities dependent on hydrobiological resource production chains, multinational efforts have recently been deployed around the study of the Humboldt Current kelp forests and the growth of the aquaculture industry in South America.
Kelp forests, also known as “huirales”, are home to a wide variety of marine animal, plant and microbial species. Large algae capture large amounts of organic carbon (through photosynthesis), sustaining the highly productive food web that supports artisanal fisheries in the Humboldt Current [2]. The productivity generated by these subtidal forests is so high that the algal biomass that escapes with the ocean currents means a supply for other ecosystems, located at great depth or in open waters far from the coast. However, the sustainability of these ecosystems is threatened by a variety of factors, including heat waves, ocean acidification, overfishing and pollution [3].
Aquaculture, or farming of aquatic organisms, on the other hand, is an increasingly important industry in South America, with countries such as Chile, Peru and Brazil among the main producers of farmed hydrobiological resources in the region. However, the growth of aquaculture presents significant environmental and social challenges, due to its impacts on natural ecosystems, water availability or quality, and local communities. The introduction of aquatic species, which offer higher yields, often jeopardizes ecosystem health, especially when they invade aquatic environments and displace native species used by local communities [4]. Aquacultured (formerly exotic) species of different aquatic species are now found in canals, rivers, lakes and even seas, free from the containment of culture facilities. The transport of fish eggs from one body of water to another by birds (in their feathers) has been documented [5], yet few studies addressing the problem have been carried out in the region.
In addition, the COVID-19 pandemic had a significant impact on both kelp forest activities and the aquaculture industry in South America. In both cases, the pandemic has disrupted supply chains, restricted movement and travel, and created economic uncertainty for many stakeholders, especially small-scale producers. In such a situation, it is essential to have policies that promote the recovery of hydrobiological resource production, while addressing the environmental and social challenges intrinsic to fisheries and aquaculture. Bringing together scientists, policy makers and stakeholders from different countries and regions, science diplomacy plays a key role here, promoting knowledge exchange, the generation of joint research and development projects, and the adoption of practices or standards for the sustainable management of aquatic ecosystems [6].
In the case of kelp forests, science diplomacy has helped to promote greater awareness and understanding of the benefits of sustainable management of marine ecosystems, while promoting the long-term well-being of local communities. Projects such as KELPER, comprising commissions from Peru, Chile and the UK [7, 8], or the technology transfer between Peru and Chile regarding techniques for the improvement of algal cultures have been key to the exchange of knowledge between specialists [9, 10]. In the case of the aquaculture industry, science diplomacy has played a key role in addressing the economic impacts of the pandemic and promoting sustainable aquaculture practices, while supporting local communities and small-scale producers. By promoting knowledge exchange, science diplomacy has helped develop certification programmes and socio-environmental standards, diversify and connect markets, and engage local communities with decision-makers and academics in different Latin American countries [6, 11, 12].
Since 2015, the production of farmed hydrobiological resources has been surpassing capture (fisheries) production, making aquaculture the main source of animal protein globally and facilitating the recovery and conservation of marine and inland ecosystems [13]. In 2017, the UN proclaimed the “Decade of Ocean Sciences” for Sustainable Development for the decade from 2021 to 2030, with the aim of establishing a common framework to ensure that science fully supports countries’ efforts to achieve the goals of the 2030 Agenda for Sustainable Development” [14]. Through continued collaboration and cooperation, science diplomacy can help promote the health of aquatic ecosystems for years to come, while addressing the challenges associated with the demands of human growth and the development of activities such as fisheries and aquaculture that sustain the economies of thousands of small-scale producers and families in the region [15]. Directing efforts i) to the study of transboundary ecosystems such as marine forests and, ii) to ensure food production for the benefit of local communities, ensures resilience and economic growth in the region. However, it should not be overlooked that new shocks associated with global threats, such as new outbreaks/pandemics, wars and natural disasters may occur in the near future, so every second of prosperity should be used to plan and lay the political foundations for the sustainability that the region is pursuing.
Referencias
- Soler, M. G. (2020). Diplomacia científica en América Latina y el Caribe. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization.
- Cuba, D., Guardia-Luzon, K., Cevallos, B., Ramos-Larico, S., Neira, E., Pons, A., & Avila-Peltroche, J. (2022). Ecosystem Services Provided by Kelp Forests of the Humboldt Current System: A Comprehensive Review. Coasts, 2(4), 259-277.
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- FAO & CEPAL, 2020. Sistemas alimentarios y COVID-19 en América Latina y el Caribe: Hacia una pesca y acuicultura inclusiva, responsable y sostenible. Boletín N.°15. Santiago, FAO. https://doi.org/10.4060/cb1197es
- Disponible en: https://www.gob.pe/institucion/imarpe/noticias/494120-imarpe-en-el-marco-del-proyecto-kelper-evalua-bosque-de-macroalgas-en-las-regiones-de-ica-y-arequipa
- Disponible en: https://www.gob.pe/institucion/imarpe/noticias/320965-imarpe-evalua-macroalgas-pardas-en-ancash-en-el-marco-del-proyecto-kelper
- Disponible en: https://www.cientifica.edu.pe/noticias/u-cientifica-obtiene-fondo-concursable-para-la-investigacion-aplicada-en-macroalgas
- Disponible en: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/la-cientifica-que-busca-restaurar-algas-con-nuevas-cepas-resistentes-al-cambio-climatico/3AGWHSRCGNC6TBYZDVX4JQCZBQ/
- Spa, I. F., Tecnología, T., Spa, V. H. C., & Region, H. E. C. X. (2021). Desarrollo de Alianza Estratégica para Exportación de Servicios de Base Científica-tecnológica para la Acuicultura Latinoamericana.
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- Boyd, C. E., McNevin, A. A., & Davis, R. P. (2022). The contribution of fisheries and aquaculture to the global protein supply. Food security, 14(3), 805-827.
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15. Benítez, J. V., & Nava, A. F. (2016). Contribucción de la pesca artesanal a la seguridad alimentaria, el empleo rural y el ingreso familliar en países de América del Sur. Santiago de Chile. Obtenido de http://www. fao. org/3/bi5768s. pdf.